Es posible que algunos miembros de tu familia bien intencionados te ofrezcan una explicación basada en estas creencias o mitos. Y aunque en algún caso puede que tengan razón, en otros puede que no la tengan. Es importante tener presentes estas creencias y saber cuáles tienen fundamento y cuáles no, porque de otro modo podrías abandonar la lactancia sin necesidad.
Lo mejor es guiarte por el peso que va aumentando tu bebé, su satisfacción y sobre todo, por lo que te diga tu pediatra. Los consejos y opiniones de otras personas, por muy bien intencionados que sean, podrían estar equivocados.
La leche materna es el mejor alimento para tu bebé y su desarrollo. Sin embargo, no es fácil para algunas mamás. Dar el pecho a tu bebé requiere unas semanas de aprendizaje.
Mito 1: Mi bebé no está aumentando de peso y creo que es porque no come suficiente
Cuando das el pecho no puedes saber con exactitud la cantidad de leche que tu bebé está tomando, mientras que cuando le das un biberón tienes las medidas exactas.
El problema es que cuando las mamás, o las abuelitas, creen que el bebé no está subiendo de peso, pueden decidir empezar a darle fórmula para complementar. Esto crea un círculo vicioso: cuanta más fórmula toma el bebé, menos lacta y por lo tanto, menos leche produce la madre.
Si tu bebé moja entre cinco y seis pañales al día, se agarra bien al pezón y escuchas cómo traga y, sobre todo, si tu pediatra te dice que está bien de peso y se está desarrollando correctamente, no te preocupes. Todo está bien aunque te parezca que no está engordando tanto como tú quisieras.
En los primeros días después del nacimiento, la naturaleza le permite a la mamá descansar después de su intensa labor. En estos días no produce leche, sino calostro, una sustancia amarillenta que sale en poquita cantidad y que es justo lo que el bebé necesita en ese momento.
Por otro lado, no es recomendable que compares la cantidad de leche que estás produciendo con la que puedan estar produciendo otras madres. Cada mamá es diferente y cada bebé también.
Mito 3: Mi leche no es buena
La leche materna en general, tiene la misma composición para todas las mamás. Aunque te parezca mentira, incluso en mamás que viven en países donde no pueden tener una dieta equilibrada, la composición de la leche materna es la misma, a menos que haya un problema médico.
Lo que ocurre es que la composición de la leche varía según la etapa de desarrollo en la que se encuentra tu bebé. Incluso en la misma sesión de amamantamiento la composición de la leche cambia del principio al final.
Lo que sí que afecta la cantidad de leche que produces es darle a tu bebé el biberón. En el momento en el que reduces la frecuencia con la que lo estás amamantando, disminuye tu producción.
Mito 4: Los enojos hacen que se seque la leche
Aunque si estás nerviosa o estresada es posible que tu leche tarde un poquito más en fluir, esto no quiere decir que vayas a dejar de producir leche. Le leche no desaparece o se seca porque estés enojada o hayas tenido un disgusto. Los nervios no cambian la composición y el valor nutritivo de tu leche.
De hecho, cuando empieces a amamantar y la leche comience a fluir, tu cuerpo se relajará de forma natural. A muchas mamás incluso les entra sueño cuando están alimentando a sus bebés.
Mito 5: Si la leche tiene un aspecto acuoso hay que dejar de amamantar
No compares el color de la leche materna con el de la leche de fórmula porque son muy diferentes. La leche materna se tiene que ver más clara y acuosa que la de fórmula porque así es su aspecto natural.
Mito 6: Para producir más leche hay que comer ciertas cosas y evitar los alimentos "fríos"
Muchas culturas latinas tienen creencias relacionadas con el balance entre el ″frío″ y el ″calor″. El periodo después del nacimiento se considera un periodo caliente y por eso las mamás deben evitar los alimentos calificados como "fríos".
Aunque estas prácticas son relativamente inofensivas, el peligro está en dejar de comer ciertos alimentos para comer otros y no llevar una dieta equilibrada.
Los jalapeños, los frijoles o el chocolate no se recomiendan durante la lactancia, según ciertas costumbres, porque pueden reducir la producción de leche. Aunque no es cierto que vayan a reducir la leche que produces, sí que hay ciertos alimentos que pueden afectar a tu bebé. Algunos bebés por ejemplo, son sensibles al sabor que produce en la leche el comer coliflor o ajo.
Mito 7: Si tu mamá no tenía mucha leche, tú tampoco la tendrás
Lo que determina la cantidad de leche que una mamá produce, a no ser que haya un problema médico, es la frecuencia con la que alimenta a su bebé. Cuanto más lacte tu bebé, más leche producirá tu cuerpo.
Quizás tu mamá se encontró con algunas dificultades cuando intentaba dar el pecho, y no obtuvo la información o el apoyo necesario para superarlas.
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